Un sistema de investigación fundamental y aplicada es un ámbito crucial en el desarrollo de los países. Podemos pedir a la UE que mantenga la financiación de la investigación y el desarrollo en todos los Estados miembros por encima del 3 % del PIB.
Un sistema de investigación fundamental y aplicada debe ser un ámbito crucial para el desarrollo de un país.
No solo conduce a una educación de alto nivel y a un conocimiento que los profesores pueden difundir en las comunidades en forma de cultura, sino también a una contribución esencial en muchos otros temas colectivos: la salud, la sostenibilidad medioambiental y la innovación tecnológica solo representan una parte de los temas con los principales efectos. Para lograr estos resultados, es importante que los investigadores puedan unirse a proyectos valiosos de forma duradera y que los ámbitos científicos puedan crecer simultáneamente e interactuar entre sí, de conformidad con el principio de subsidiariedad.
Ahora, gracias a Next Generation EU, se está haciendo posible el suministro de financiación y se va a permitir el apoyo de proyectos, muchos de los cuales tienen como objetivo avanzar en esta dirección. Sin embargo, no es suficiente, ya que los fondos liberados llegarán a su fin. A continuación, es necesario considerar un modelo a largo plazo de apoyo a la investigación que la Unión Europea debería suscribir con determinación.
En 2016, el Premio Nobel de Física Giorgio Parisi publicó la carta «Fondos de investigación del equilibrio en toda Europa» sobre Naturaleza y suscribió 69 científicos italianos. Así pues, la petición «#SAVETHERESEARCH: invertimos el 3 % del PIB en innovación» se presentó para que Italia hiciera su propia parte para alcanzar el objetivo. Hoy en día, el mismo llamamiento puede dirigirse a todos los Estados miembros de la Unión, de modo que cada uno de ellos pueda contribuir por igual. Se trata de una condición necesaria para reflexionar sobre las diversas cuestiones que Europa tiene el deber de afrontar y resolver con un esfuerzo sinérgico, teniendo la certeza de que las soluciones serían eficaces en su ejecución en todo el territorio europeo, con posibilidad uniforme.
Tomando algunas palabras de este llamamiento, pedimos a la Unión Europea, del mismo modo que los gobiernos nacionales están obligados actualmente a respetar el equilibrio de su presupuesto, que pretendan, con la misma celeridad, mantener su financiación para la investigación y el desarrollo por encima del nivel de subsistencia, tal como se exige en el Tratado de Lisboa de 2010 y en el Consejo Europeo de Barcelona de 2002, que lo fijaron en el 3 % del PIB en 2010.
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