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28 Oct 2021

Activistas bielorrusos y venezolanos nos hablan sobre el valor de la democracia y sobre cómo se vive sin ella

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El Evento Europeo de la Juventud brinda a los jóvenes la oportunidad de reflexionar sobre lo que nos une como europeos. “Valores compartidos como la democracia y los derechos humanos” es una respuesta que rápidamente nos viene a los labios. El taller EYE 2021 con el activista venezolano por los derechos humanos Lorent Saleh y el opositor democrático bielorruso Stsiapan Putsila ilustró de forma muy gráfica y detallada cómo son las cosas cuando no existe la democracia ni los derechos humanos. La experiencia de los oradores nos recuerda que los valores europeos no son tan solo palabras bonitas, sino una realidad concreta que nos permite vivir como lo hacemos.

 

 

 

Lorent Saleh, de 33 años, pasó cuatro años en una cárcel de Venezuela. En 2017, el Parlamento Europeo le otorgó el Premio Sájarov, que se concede a quienes defienden los derechos humanos y la libertad de conciencia. En aquel momento, todavía estaba aislado en una celda, “en una caja en el otro lado el mundo” en sus propias palabras. Cuatro años después se encuentra en el Parlamento, explicando a los jóvenes cómo el galardón fue para él una inyección de moral. Cuando Saleh se enteró de que lo había ganado, entendió que no estaba solo; fue como si le dijeran: “ten paciencia, estamos contigo”, explicó. El reconocimiento internacional también hizo que sus carceleros empezaran a tratarle mejor y dejaran de torturarlo, contó Saleh.

Stsiapan Putsila, de 23 años, es el fundador del canal NEXTA en Telegram, un canal que comparte noticias sobre la represión en Bielorrusia. Vive exiliado en Polonia y no puede volver a casa por motivos de seguridad. En mayo, las autoridades bielorrusas secuestraron un vuelo de Ryanair en el espacio aéreo bielorruso para detener a su colega Raman Protasevich. Desde el incidente, Putsila ha evitado incluso los vuelos que pasan sobre Bielorrusia.

Ambos oradores recordaron a los oyentes que los derechos humanos son asunto de todos. Cuando se viola la dignidad de los presos, la humanidad entera tiene la responsabilidad de reaccionar, afirmó Saleh. Uno de los participantes en la sesión, Justin, residente en Hong Kong, podía ver paralelismos entre las historias de los oradores y la experiencia de los manifestantes de su ciudad natal. «Lo que tenemos en común es que también estamos luchando por la libertad, pero no la conseguimos, y muchas personas está yéndose», afirmó después de la sesión. Durante el debate, Putsila comentó que los manifestantes bielorrusos sabían muy bien lo que estaba pasando en Hong Kong y estas protestas los motivaban.

 

 

 

Lo difícil para los activistas es que el mundo no se olvide de su causa. Por ejemplo, la oposición prodemocrática bielorrusa tuvo mucha cobertura en las noticias internacionales tras las elecciones presidenciales de 2020, pero el movimiento ha seguido trabajando durante más de un año desde entonces. El canal NEXTA informa no solo a los bielorrusos sino también a la comunidad internacional sobre lo que pasa en Bielorrusia. La labor periodística de los activistas funciona, además, como un contrapeso a la propaganda del régimen bielorruso. Putsila dijo que, para que un país funcione, ha de cimentarse sobre la verdad. “El objetivo de la propaganda no es que la gente se la crea, sino desmoralizar a las personas”, explicó. Las fuentes de información alternativas pueden dar esperanza a los lectores de que la dictadura no durará para siempre.

Las investigaciones publicadas en NEXTA han sacado a la luz los abusos del régimen de Lukashenko. En una entrevista al término de la sesión, Putsila y su colega pusieron como ejemplo las revelaciones relacionadas con el asesinato de Raman Bandarenka, que en noviembre fue asesinado a golpes por agentes de seguridad vestidos de paisano. “Publicamos llamadas que demostraban que las personas que hablan en la grabación eran responsables del crimen”, dijeron. Los ciudadanos bielorrusos transmiten información a NEXTA, aun a riesgo de su propia seguridad. “También publicamos un documento que demuestra que las fuerzas armadas participaron en la represión de las protestas. El hombre que lo envió fue sentenciado a dieciocho años de prisión por traición”, prosiguieron Putsila y su compañero.

Nadie puede dar por sentada su libertad. Si los activistas de países como Venezuela y Bielorrusia están luchando por la democracia, los ciudadanos de las sociedades libres deben trabajar para conservar las libertades democráticas de las que disfrutan. Zakaria, otro participante en el EYE presente en la sesión, observó que Europa tampoco es inmune al autoritarismo. “Puede pasar en Europa. Porque en Europa ha habido muchas guerras, como bien sabemos. ¿Es posible encontrarse con una situación crítica en Europa? Ahora mismo somos unos privilegiados, pero si no luchamos por los derechos humanos y además entendemos otras situaciones como Hong Kong no siempre podremos mantener esta situación privilegiada”, dijo Zakaria.

 

Vuelve a ver las actividades del EYE2021 en nuestraplataforma.