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28 Oct 2021

Democracias digitales: un cambio en el statu quo actual

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Person typing on a laptop

Ya hace años que los responsables políticos, los científicos y las instituciones son conscientes de la existencia de una nueva vía para promover el compromiso democrático: internet. Hasta hoy, y especialmente desde el estallido de la pandemia mundial, se han utilizado numerosas herramientas digitales para poner en práctica distintos aspectos de la democracia: desde dar a los ciudadanos acceso a fuentes ingentes de datos e información hasta acercar a las personas a los procesos de toma de decisión, dándoles un papel más participativo, por ejemplo mediante la votación telemática. De lo que no cabe ninguna duda es de que hemos entrado en una nueva era: la era de la democracia digital.

 

Ahora bien, también preocupa cada vez más la forma en que esta situación afecta a cuestiones como el empleo, la salud, las desigualdades y, sobre todo, la democracia en general. En el Evento Europeo de la Juventud de 2021 se reunieron expertos, científicos, activistas, políticos y jóvenes —por vía digital y presencial— en Estrasburgo para debatir, entre otros temas, sobre la democracia digital y su papel en el siglo XXI. Más concretamente, los participantes y los oradores debatieron sobre si la entrada de nuestras sociedades en las democracias digitales va a presentar más oportunidades que amenazas o viceversa.

 

 

El Dr. Philipp Lorenz-Spreen, científico especialista en redes del Instituto Max Planck para el Desarrollo Humano de Berlín, intervino en el acto con algunas interesantes observaciones que se desprenden de los resultados de sus investigaciones. El investigador ha estudiado cómo afectan internet y los medios de comunicación a la democracia en todo el mundo, centrándose más concretamente en el comportamiento político de los ciudadanos y en describir su relación con los medios de comunicación en línea. A partir de los datos de su investigación, Lorenz-Spreen afirma que «vamos en una dirección bastante positiva; la participación está aumentando, [y] la cultura política también parece aumentar con el mayor uso de los medios digitales. Sin embargo, también vemos un aumento de la polarización y el éxito de los populistas en todo el mundo. En los sistemas en los que no hay posibilidades de participación [para los ciudadanos], los medios digitales ofrecen nuevas oportunidades. En cambio, en las democracias más arraigadas vemos una evolución bastante negativa. Por ejemplo, el auge de los populistas gracias a su uso de los medios digitales».

 

Para muchos participantes del EYE —que han crecido en la era digital—, internet y las redes sociales son herramientas que debemos aprovechar para animar a un mayor número de jóvenes a participar activamente en la política y la actualidad. «Yo creo que, para llegar a las generaciones más jóvenes, debes utilizar un medio que ellas entiendan, y que suelen ser las redes sociales [y] la esfera digital», afirma Jasmina Kasenko, una de los participantes en el taller digital. «De modo que, si quieres animarles a participar, no te queda otra que utilizar estos medios, pero tienes que ser consciente de los problemas que llevan aparejados, [como] el auge del extremismo o la creciente polarización. Hay que tenerlo todo en cuenta». También Serafeim Liakopoulos, participante en un taller en línea, considera la democracia digital como una oportunidad que «ofrece a los jóvenes una forma fácil y accesible de implicarse en política y, de este modo, los anima a participar».

 

 

Además, es importante señalar que la transición a las democracias digitales se caracteriza por la total eliminación de los intermediarios tradicionales y la aparición de otros alternativos. Simona Levi —artista, activista y una de las oradoras del acto— señala que, con la desaparición de los intermediarios, se ha modificado el statu quo existente. Afirma que internet no es perfecto, pero que no se le puede culpar de la desinformación y los contenidos nocivos; las mentiras no se han inventado en la era de internet, han existido desde siempre. «Antes teníamos prensa, libros, editores e impresores, y ahora todos estos intermediarios han desaparecido. Ahora no los necesitamos tanto para comunicarnos. Cuando eliminamos al intermediario — y sabemos que la información es poder — las cosas cambian [y] se modifica el statu quo», concluye.

 

Por último, no podemos ignorar los peligros que acompañan a la democracia digital: noticias falsas, propaganda política, desinformación, contenidos que propagan el odio y mentiras deliberadas, por citar tan solo algunos. Aunque no existe una única solución a estas ciberamenazas, existen opciones políticas viables que pueden dejarlas sin espacio. En definitiva, la lucha por proteger a nuestras democracias electrónicas continúa: hemos de poder reconocer los desafíos que tenemos por delante, adoptar soluciones prácticas que garanticen la libertad de expresión y fortalecer el ecosistema informativo.

¿Quieres saber más sobre este debate? Desde aquí puedes acceder a la grabación de la sesión del EYE2021 «Democracias digitales:¿amenaza u oportunidad?»